martes, 26 de agosto de 2008

¡CUÉNTAME SOLDADO!

Cuéntame soldado, tú que haces la guerra,
si es verdad aquello que escriben y cuentan:
El que se libera a pueblos matando
a gente inocente. Yendo y devastando
riqueza y cultura,
¡Por Dios…!
¿Hasta cuando?

Cuéntame soldado, ¡no sigas callando!
Dile al mundo entero lo que está pasando.
Aquí no sabemos lo que ahí sucede:
Las bombas que caen. La gente que muere.
Los pueblos que abaten…
Los niños que quedan
sin padre ni madre.

Cuéntame soldado, seas mujer u hombre,
los meritos hechos para que seas héroe:
El arrojar bombas desde las alturas,
a gente indefensa, más bien es locura,
miedo, cobardía,
impiedad, sadismo…
Más, nunca heroísmo.

Cuéntame soldado, si de noche a solas,
metido en tu cama, a obscuras, tú lloras
por ser artilugio de guerras infames
en frentes fantasmas y falsos combates.
Donde legitiman,
Miles de agresiones
e impunes masacres.

Cuéntame soldado, que lo que sabemos
son las conjeturas que sacan los medios:
Medios controlados, como es sabido,
por los vencedores sobre los vencidos.
Más, si toda esa infamia
compartes y asientes…
¡Cállate soldado! Mejor no lo cuentes.

viernes, 8 de agosto de 2008

CUANDO CANTAR ES PECADO

(a Federico García Lorca)


Jamás ignoraste tú
lo peligroso del juego.
Que hasta cantar es pecado
cuando se le canta al pueblo.
Pero, ser fiel a los tuyos
te obligó a correr el riesgo,
y tú poema fue un grito
al lado de los plebeyos.

Tu guitarra cantó al hombre
y tu pluma al mundo entero.
Tú derrumbaste morales
que estaban lejos de serlo.

Dijiste que la mujer,
además de alma, es cuerpo
y plasmaste en tu prosa
el latir de sus deseos.
La moral inquisidora
jamás te perdonó eso
y creyeron que el demonio
estaba obrando en tu cuerpo.

Tú lloraste como un niño
la muerte de un gran torero
y cantaste como hombre
al andaluz jornalero.

Al perfume de jazmines,
que tus ventanas cubrieron.
Al olivo de tus tierras
naranjos y limoneros ...
Y llevaste el teatro
a las plazas de los pueblos.
¡Y es que tu sangre llevaba
madera de romancero!

No olvidaste al gitano
en la rima de tu verso;
marginado por el payo,
perseguido hasta el infierno.

También cantaste a otra gente;
a esas, con lengua de fuego,
más que cantar le dijiste
lo que sentías por ellos...
Empezaron a acosarte
como hienas al acecho
hasta atravesar, a oscuras,
de balas tu limpio pecho.

Tu boca quedó cerrada
por los disparos de fuego.
Tu sangre sobre la tierra
nos dijo que estabas muerto.
Pero siguieron con vida
tus romances y tus versos
y para siempre, en nosotros,
la sombra de tu recuerdo ...