¡Hoy prefiero mil veces el silencio!
Cansada estoy de oír palabrerías
de los que dicen, que pugnan por la paz
y hacen de la guerra apología
¡Hoy prefiero el silencio a la palabra,
no quiero oír locuras ni mentiras!
calculados fríamente por expertos,
donde se midan los éxitos logrados,
sobre la suma de tantos seres muertos.
ni las sirenas de alerta, estremecidas.
Ni la necia palabra del que aclama
las decisiones de locos homicidas.
contraído por el dolor profundo.
Ni verle impotente o doblegado,
ante un deber ingrato e infecundo.
donde se lea el odio contenido.
Ni centellearle la rabia o la ira
por el dolor, o el miedo, confundido.
ni su mueca de hombre sometido.
No quiero verle vencido, o arrastrado
ante la suerte fatal de su destino.
no quiero oír la risa de su boca.
Tampoco ver su rostro torturado,
ni su ser, humillado en la derrota.
hoy prefiero mil veces el silencio.
Quién fuera ciega y sorda, en estos días,
Para seguir acariciando el sueño
de la paz. Si caer en la zozobra,
ante el temor de que pueda hacerse tarde.
Y si queréis, apenas si me importa,
llamarme necia, ilusa o cobarde...
4 comentarios:
Hola Antonia, ya te estaba extrañando.
¡Cuánta fuerza!¡Cuánta impotencia!
Qué sentimientos encontrados despiertan los ingratos acontecimientos que provocan solamente los necios...pero bueno, pareciera que éste mundo ya está signado por innumerables incoherencias, y a nosotros, los que aún tenemos, gracias a Dios, una óptica y sentimientos diferentes, solo nos queda descargarnos escribiendo,y a lo mejor contagiamos a álguien con nuestra sed de justicia, pero sin sangre....
Un fuerte abrazo virtual...
Susana.
Pues ya ves, aquí sigo. Ando ocupada con aquello que me interroga, con lo que no entiendo, con lo que disfruto... Pero sin olvidar del todo esto que también me enriquece y acerca a otra gente.
Estos son sentimientos ante la guerra del Golfo, pero aplicable a cualquier otra.
Un beso de Antonia
¿necia? ¿ilusa?, Antonia, cuántas verdades nos transmites con tus versos. De acuerdo contigo: es mejor el silencio. ¡Cuánto dolor y cuánta rabia! Las guerras de antaño y las ahora...
Qué pena que sigan las cosas igual.
Un abrazo, amiga. Que tengáis una feliz semana.
Conchi
La verdad es que, ante este tipo de desastres y otros por el estilo,- a los que "pintamos poco o nada" en esta sociedad-, lo que nos queda es la rabia, la impotencia, el dolor...
y la palabra allí donde se nos es permitida.
Un beso
Antonia
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