Cuéntame soldado, tú que haces la guerra,
si es verdad aquello que escriben y cuentan:
El que se libera a pueblos matando
a gente inocente. Yendo y devastando
riqueza y cultura,
¡Por Dios…!
¿Hasta cuando?
Dile al mundo entero lo que está pasando.
Aquí no sabemos lo que ahí sucede:
Las bombas que caen. La gente que muere.
Los pueblos que abaten…
Los niños que quedan
sin padre ni madre.
los meritos hechos para que seas héroe:
El arrojar bombas desde las alturas,
a gente indefensa, más bien es locura,
miedo, cobardía,
impiedad, sadismo…
Más, nunca heroísmo.
Cuéntame soldado, si de noche a solas,
metido en tu cama, a obscuras, tú lloras
por ser artilugio de guerras infames
en frentes fantasmas y falsos combates.
Donde legitiman,
Miles de agresiones
e impunes masacres.
son las conjeturas que sacan los medios:
Medios controlados, como es sabido,
por los vencedores sobre los vencidos.
Más, si toda esa infamia
compartes y asientes…
¡Cállate soldado! Mejor no lo cuentes.
2 comentarios:
Antonia, qué gran poema este. Te dedicas al soldado,esa persona que también sufre y que seguramente no disfruta luchando, matando a personas. Siempre tocas temas humanos, siempre llegas al corazón.
Sigue escribiendo, sigue teniendo a mano el lápiz y el papel, que yo te leeré encantada.
Un abrazo.
Conchi
Gracias Conchi, ciertamente el dilema del soldado me abruma. Como mujer jamás pediría ese grado de igualdad.
Entre otras cosas porque para mi, la igualdad no radica en hacer las mismas cosas.
Antes de ayer se nos marchó Daf, el niño sajaraui: ¡Qué encanto de niño!
Besos
Antonia
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